TRADUCCIÓN
Traducir no es sustituir una palabra por otra. Es tener en cuenta un contexto, un dominio y, sobre todo, un público objetivo.
UNA PALABRA O UNA EXPRESIÓN NO SE TRADUCE IGUAL SI TE DIRIGES A CLIENTES POTENCIALES O A COMPAÑEROS DE TRABAJO.
Ni si tu destinatario es un fan del póker o un amante de los espacios naturales. Un apasionado de la literatura o un técnico avanzado en una materia determinada.
No basta solo con dominar un idioma extranjero, un traductor también debe poseer un conocimiento total de su lengua materna, a la que traduce (en cumplimiento del código deontológico de la Société Française de Traduction ). Es gracias a ese conocimiento de todas las sutilezas de la lengua que logra el nivel de precisón y fluidez deseado.
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